sábado, 24 de junio de 2017

Picos Pumar y Lezna desde Bárago

El pasado sábado 24 de Junio, queríamos haber ido a introducirnos en las entrañas de la cara norte del Castro Valnera, pero el día nos salio muy nuboso, sin lluvia, pero muy nuboso, por lo que cuando nos juntamos en la gasolinera del Corte Inglés los cinco que nos apuntamos para hacer montaña este día, comenzamos a divagar sobre hacia donde encaminar nuestros pasos. Primero estuvimos dudando de si ir al Castro o no, cosa que finalmente descartamos, pues esa zona tan bonita y espectacular, merece ser visitada en un día despejado. Después se barajaron dos posibilidades, una, irnos hasta Cardaño para hacer el Espigüete (por esa zona estaba garantizado un día soleado) y dos, llegarnos hasta Lebeña y realizar el circuito de la Ventosa, pensando que como la previsión era que por el sur de la región la nubosidad seria menor, también nos la encontraríamos en buenas condiciones para poder disfrutar de las vistas desde su cumbre.
Finalmente nos decidimos  por lo de la Ventosa, así que cogimos rumbo hacia el desfiladero, confiando en que a medida que nos fuésemos introduciendo en el, las nubes irían desapareciendo. Pero la cosa no fue así, y cuando llegamos a la altura del pueblo de Lebeña, vemos con desagrado que mas de la mitad de la montaña está totalmente cubierta por una espesa niebla, así que con mucho enfado, continuamos viaje hacia Potes, descubriendo también, que toda Liébana y las montañas que la rodean, se encuentran cubiertas por las nubes.
-¿Bueno, que hacemos?
-Pues chicos, no se....., posiblemente la niebla solo llegue hasta cierta altura y en las cumbres haya mar de nubes.
-Podíamos ir al Bistruey, aunque este no tiene mucha altura y será mas difícil que este libre de nubes.
-¿Que tal si nos vamos hasta Bárago y subimos al Pumar y al Lezna?
- Están bastante al sur y el Lezna tiene algo mas de altura.
A falta de una propuesta mejor, decidimos irnos hasta Bárago y pasadas las ocho y media nos ponemos en marcha desde dicho pueblo.

Cogemos el camino que sube hacia Cucayo y en las afueras del pueblo nos hacemos la foto de salida.


Nos introducimos en un cerrado valle con mucha vegetación y con el cielo totalmente tapado por la niebla.


A nuestra izquierda vemos entre la niebla las fantasmagóricas moles de roca que caen del largo dorsal que forman la Peña del Castro y la Peña de Diego.



El camino asciende muy pindio y tras realizar varias revueltas nos deposita en un colladito desde donde tendríamos que disfrutar de una espléndida vista de la Peña de Dobres, pero hoy la niebla nos priva de semejante privilegio.
Tras atravesar en ligero descenso un bosque de pequeños robles, damos vista al pueblo de Cucayo que se nos muestra medio engullido por la niebla.
Cucayo, y a su derecha se asoman tímidamente las casas de Dobres.

Sin llegar a entrar en Cucayo, dejamos el camino que traemos desde el collado y cogemos otro que nos va elevando a la izquierda del pueblo.
Nos va introduciendo en el barranco que forma el río de la Requejada, afluente del río Frio.
Dejamos atrás los dos pueblos que parecen jugar al escondite con la niebla.
Seguimos ascendiendo por un camino que nos lleva hasta unas praderías que hay entre el Bistruey y el Pumar y que abandonamos al llegar a la parte alta de estas praderias. Guiándonos por la aplicación que llevo en el móvil, (ya que la niebla es cada vez mas cerrada) que nos va marcando nuestra situación en el mapa, nos vamos acercando hasta introducirnos en un cerrado barranco que nos va a llevar hasta los pies del Pico Pumar,  
Aunque en algunos momentos nos tenemos que salir un poco del fondo del barranco para poder progresar, poco a poco nos vamos elevando por el sin mayores dificultades.

En medio del arroyo nos encontramos esta ranita que no se inmuta por nuestra presencia y se deja filmar y fotografiar.
El campo en estas fechas, luce sus mejores galas.

Dejamos atrás el barranco y guiados por el mapa, afrontamos la cuesta que nos depositará sobre el cordal que va del Bistruey al Pumar. Antes de llegar a la parte alta, salimos de la niebla y vemos nuestro primer objetivo de hoy, y lo que nos queda para llegar hasta el.
Ahora sin niebla, vamos ascendiendo hacia la cumbre del Pumar.

Chema es el primero en pisar la cumbre.
Hasta que llegamos el resto...... 
Y nos hacemos la foto de cumbre, con el Lezna, nuestro siguiente objetivo al fondo.
Así esta la zona de Río Frío, con Peña Prieta al fondo. El cordal de Peña Quebrada, actúa de barrera contra la niebla.
Tras hacer cumbre en el Pumar, nos dirigimos hacia el Lezna, para completar los objetivos que nos habíamos propuesto para el día de hoy.
Chema que ya esta llegando a la cumbre, nos fotografía al resto, que vamos un poco rezagados. 
José Luis y Sonia llegando también a la cumbre.
La foto de cumbre con el Curavacas al fondo. Para Sonia y José Luis es su primera en esta cumbre.
La vista desde esta cima del Curavacas es magnífica.
Aunque el personal hoy parece que no tienen mucha hambre, nos ponemos a la faena, que dicen que el comer y el rascar, solo es empezar.
La niebla empuja fuerte y se descuelga por las laderas de la Peña Quebrada, ofreciéndonos un bonito espectáculo mientras comemos.
Barajamos la posibilidad de recorrer el cordal de Peña Quebrada para llegarnos hasta Rio Frio y descender hacia Cucyo por la pista que baja desde los puertos hasta dicho pueblo, pero finalmente lo descartamos al ver el avance de la niebla y también porque Jelu, que se encuentra con un nieto por la zona de Fuente Dé, nos ha retado para estar antes de las seis en Potes para tomarnos juntos unas cervezas.
En la foto, José Luis y Chema bajando del Lezna, con el Pico Pumar al fondo.
Una vista de la Vega de la Canal tras los contrafuertes del Lezna.
Tras regresar al pie del Pumar, iniciamos el descenso dejando el barranco por donde ascendimos por la mañana a nuestra derecha y tomamos la pista que desciende hacia Cucayo, que aunque hace algo mas de recorrido, nos resulta mas cómoda y mas rápida para llegar cuento antes al coche.
En Cucayo ya están recogiendo la hierba.
Dejamos atrás Cucayo y continuamos el descenso hacia Bárago.
A donde llegamos a las cinco y cuarto, con tiempo suficiente para llegar a Potes antes de las seis y tomarnos las cervezas de camionero con Jelu y su nieto, que bajaban de hacer el Pioc Dos mil y Pico.
Cinco horas nos llevó superar los 1.700 mt. hasta la cumbre y dos hora y media lo que tardamos en descenderlos.




sábado, 10 de junio de 2017

Cresteando por Peña Sagra

Ante las dos propuestas de marcha que teníamos para el pasado sábado día 10, el personal se decanto por realizar la ascensión al Cuernón de Peña Sagra partiendo del pueblo de Luriezo, para continuar acercándonos hasta el de Cahecho, donde tomaríamos la pista que nos subiría hasta los primeros tramos de la larga crestería que forma la sierra de Peña Sagra, y culminar en el punto mas alto de la sierra, el Cuernón de 2.047 mt. de altitud.
Esta decisión se tomo por dos motivos, uno, que Jose entraba a trabajar de noche (eso se llama amor por la montaña) y esta zona nos pillaba algo mas cerca que la otra alternativa, y dos, y la mas importante, que de los cinco que nos juntamos, solamente Sonia y yo habíamos pisado esa cumbre, y Sonia en la única vez que lo hizo, la toco hacerla con niebla, por lo que no pudo disfrutar de las magníficas vista que esta montaña ofrece.

Foto de salida entre los pueblos de Luriezo y Cahecho con una cara nueva, Juanjo, un experimentado montañero conocido de Jose y que debido al fuerte calor que soportamos y al estar un poco bajo de forma, tubo que desistir de llegar a la cumbre, aunque si completo el recorrido y termino con nosotros.

Al dar vista al pueblo de Cahecho, para mi uno los mas bonitos de Liébana, pues desde el se disfruta de una amplia panorámica, tanto de las cumbres mas altas de la cordillera, como de los Picos, y sin llegar hasta el, cogemos la pista que nos introduce en un monte de robles y que nos ira ascendiendo hasta la parte alta del cordal de Peña Sagra.

La primera parte de la ascensión la realizamos por el monte, cosa que agradecemos, pues aunque la hora es temprana, el sol ya comienza a calentar.

Cuando ya a bastante altura, dejamos atrás el arbolado, una ligera brisa nos mitiga los calores. Seguimos recorriendo la pista hasta su terminación.

Unos metros mas arriba la pista llega a su fin. Para llegar hasta la parte alta del cordal, ascendemos por senderos poco marcados que tapados por el espeso brezo, nos hará sudar la gota gorda durante un buen rato.



Terreno muy caótico con mucho brezo, y sin senderos. Con gran esfuerzo en algunos tramos, vamos abriéndonos camino sin saber muy bien hacia donde dirigir nuestros pasos.

Tras un rato de duro bregar, salimos a la crestería, donde el brezo no es tan espeso y nos permite progresar con mas comodidad.

Ahora ya comenzamos a disfrutar de la crestería y de las magníficas vista que nos ofrece por sus dos vertientes. 




Llegando a la primera cumbre importante del cordal, el pico Paraes, 1.932 mt.

Desde esta estupenda atalaya, divisamos todo el recorrido realizado desde el mismo punto de partida.

Hacia el otro lado vemos al fondo el Cuernón y lo que nos queda por recorrer.

Continuamos cresteando soportando las bandadas de moscas, mosquitos, mariquitas y no se cuantas mas clases de insectos que nos envuelven y nos incordian, con el sol apretando cada vez mas.


Nos reconforta la magnífica vista que disfrutamos de toda la Liébana.

La ermita de Nuestra Señora de la Luz, por donde descenderemos mas tarde. Ahora nos separan de ella casi 700 mt. de desnivel.

¿Se ve porque le llaman el Cuernón?

Una parada para tomar aliento y afrontar el último tramo del recorrido. En este punto, Juanjo decide no continuar hacia la cumbre e inicia el descenso en busca del sendero que baja hacia la ermita de la Luz. Allí no reuniremos en el descenso. Además, se lleva uno de los wualquis y permanecemos comunicados en todo momento.

El resto afrontamos el último tramo de la crestería, que es la mas bonita de todo el recorrido.





Llegando ya al pie de la última trepada, tenemos esta vista de la cara oeste del Cuernón.

Por el centro de este caos de piedra, tendremos que trepar.

Trepada fácil y cómoda por encima de un tremendo caos de bloques de conglomerado.

La cumbre detrás de Jose.

Último tramo para llegar a la cumbre, con el cordal de la sierra que cae hacia Polaciones y que hoy no recorreremos.

Este es el tramo que si hemos recorrido, con los Picos al fondo.

La foto de cumbre que no falte.

Y por partida doble.

Un poco incordiados por los insectos, conseguimos comer en la cumbre, con mucho calor, pero disfrutando de unas estupendas vistas. Tras lo cual, iniciamos el descenso. Por las campas que se ven por encimas de las piedras, lo realizaremos.

Jose y Sonia, saliendo del laberinto.

En la campa que se ve en el centro de la fotografía, se llega a distinguir el refugio por donde tenemos que descender y que fue escenario de mis primeras andanzas montañeras junto a mi gran amigo Justo, a quien todos conocéis muy bien. Imposible llevarse mal con esta gran persona.

Jose y Pepa con la sierra del Cordel y de Peña Labra al fondo.

En menos de una hora descendemos hasta el refugio. Aquí vemos toda la bajada.

Preciosa la ubicación de este viejo y ya achacoso refugio, muy deteriorado por el paso del tiempo y por el paso de los "humanos"

Llegamos a la ermita de la Virgen de la Luz, donde nos juntamos con Juanjo. A partir de aquí recorremos el camino que sin perder nada de altura, recorre toda la falda sur de Peña Sagra.

Asta que cogemos el ramal que entre magníficos ejemplares de roble, nos desciende hasta el pueblo de Luriezo, nuestro punto de partida, eso si, soportando un calor "insoportable"



Un gran alivio supuso el llegar hasta el coche. Menos mal que en Tama nos esperaban unas jarras de cerveza de "camionero de trailer".